Un guardia civil en una chabola

Desde 1939 hasta bien entrados los años 70 un porcentaje importante de la población madrileña vivirá en infravivienda, una parte de ella directamente chabolista

Desde 1939 hasta bien entrados los años 70 un porcentaje importante de la población madrileña vivirá en infravivienda, una parte de ella directamente chabolista

La guerra civil y su destrucción de vivienda

La guerra civil española provocó una destrucción tal en todo el país que una gran masa de población tuvo que desplazarse para escapar de lugares que ya ni eran productivos ni en muchos casos seguros debido a la represión que tuvo lugar posteriormente. Se esconderán en las grandes ciudades, donde en condiciones míseras intentarán sobrevivir.

Los que se quedaron en las ciudades no lo pasaron tampoco mucho mejor. Por ejemplo, en un Madrid que no sería tomado por el bando vencedor hasta que se rindió con la caída de la República, los estragos de los bombardeos habían hecho mella en las calles y las casas.

La destrucción afectó a casi toda la ciudad, pero se cebó especialmente en las zonas de frente, y dentro de ellas los barrios más humildes, como Vallecas y Usera, que resistieron durante 3 años los avances del ejército liderado por Francisco Franco.

Chabolas en la calle Antonio Lopez, 1945.. Foto extraída de Martinez Aranda, Mª Adoración (2020)

Ser frente de guerra ya de por sí afectó gravemente a estos barrios, pero otro motivo les convirtió en objetivo: ser señalados por los movimientos fascistas españoles como baluartes de los movimientos comunistas y anarquistas en la ciudad, un lugar a limpiar de todo rastro «rojo»

El resultado fue una devastación en los alrededores de Madrid que condujo a muchas personas a tener que buscar refugio donde fuese. Y hablamos no ya de solo madrileños, sino de una gran masa de inmigrantes y refugiados de otras zonas del país que habían buscado refugio durante la guerra.

Tipos de infravivienda de posguerra

Aún en el año 61 en la memoria del Anteproyecto de Decreto-Ley sobre el Plan de Absorción de Chabolas realizado por las autoridades franquistas quedaría reflejado que había una parte importante de la población que vivía en 3 tipos de vivienda muy precaria que pervivían en la ciudad más de 20 años después de la guerra civil. La memoria habla de «chabolas, cuevas y fortines»

Las chabolas es quizás el tipo de infravivienda más conocida, casas bajas, de pequeño tamaño y un dato clave: autoconstruidas. La autoconstrucción las distinguirá de manera fundamental. Aparecerán alrededor de toda la ciudad, rodeando los límites de la ciudad por sus 4 costados.

Pero también estarán los fortines. Este tipo de infravivienda surgirá con la guerra y se basará en la ocupación de búnkeres, trincheras, refugios y todo resto del conflicto en la ciudad. Allí se cobijarán cientos de personas. Los restos de estas construcciones también servirán para construir nuevas chabolas.

Depósito de municiones existente entre la carretera a Fuencarral (Madrid-Irún), y la nueva carretera Madrid-Burgos. Habitada por un matrimonio y cuatro hijos. Extraído de Martinez Aranda, Mª Adoración (2020)

Y por último las cuevas. Era una forma tradicional de los estratos más humildes de la sociedad madrileña. Desde antiguo se habían cobijado en las Cuevas de Principe Pio, Guzmán el Bueno o junto al Arroyo Abroñigal. La guerra empujará a todavía más personas a estos refugios naturales

Así llegará a vivir hasta un 7% de la población madrileña en la posguerra, en situaciones muy difíciles, y además sufriendo persecución e incluso especulación

La especulación con la miseria

Ante la falta de vivienda para la población inmigrada y aquellos que habían perdido su hogar durante la contienda como vemos mucha gente tuvo que buscarse un refugio donde fuera.

Las autoridades franquistas a pesar de afirmar que estaban dando un hogar digno a todos los españoles que no lo necesitaran en realidad estaban totalmente sobrepasados por la situación. La Obra Sindical y del Hogar fue su principal órgano ejecutor de construcción de vivienda, pero fue altamente ineficaz en los primeros 15 años de andadura. Por otro lado su brazo represor, sobre todo a través de la Guardia Civil no era capaz de parar la construcción de chabolas y la ocupación de cuevas.

Ante esta situación, el gobierno franquista dejó hacer. Particulares y empresas comenzaron a comprar terreno verde o rústico, parcelarlo y venderlo a aquellos que necesitaban construirse su precaria vivienda. La situación será tan abusiva que incluso algunos de ellos obligarán a los chabolistas a comprarles los materiales con los que debían construir sus hogares.

El Pozo del Tio Raimundo y sus hileras de chabolas. Ejemplo de venta ilegal de terreno para construcción

Así una serie de empresarios se enriquecerán rápidamente a lo largo de los años 40 y 50.

Funcionarios en chabolas

Los años 60 marcarán el comienzo de una nueva etapa del régimen. Se buscará eliminar el chabolismo en Madrid, una de las lacras de la ciudad que restaban lustre a la capital del Franquismo.

Así se pondrá en marcha un programa represivo que perseguirá a los chabolistas y comenzará la expulsión y demolición de grandes masas de viviendas.

Pero la falta de vivienda social y económica para la población será tal que estas expulsiones en ocasiones verán seguidas por nuevas ocupaciones, estas permitidas. El Estado cederá estas chabolas a funcionarios que no disponían de medios suficientes para garantizarse un hogar.

Hasta ese punto llegaba la carestía de vivienda y la falta de recursos de los madrileños, incluidos aquellos que trabajaban para el Estado, en teoría mejor posicionados.

Así encontramos la foto de este Guardia Civil que estaba habitando una chabola con su familia de 5 miembros.

Esta ficha corresponde al primer intento serio de registrar y clasificar todas las chabolas en Madrid y a sus habitantes, una iniciativa que nació a mediados de los 50 y continuó durante los 60. Foto extraída de Martinez Aranda, Mª Adoración (2020)

Destrucción y nueva vivienda social

Los primeros núcleos en caer serán aquellos con un valor del suelo mayor, dado que la expansión de la ciudad poco a poco había ido absorbiéndolos. Será el caso de las chabolas de Jaime El Conquistador y Ventilla.

Todas estas personas en teoría serán recolocadas en nuevas viviendas. En realidad muchas de ellas no podrán acceder a ellas, ante unos precios, que aunque altamente subvencionados serían todavía inasequibles para ellas.

Los más afortunados conseguirán paradójicamente su hogar gracias a un nuevo tipo de autoconstrucción, esta dirigida por profesionales arquitectos contratados por el Ministerio de Vivienda. Serán los Poblados Dirigidos, un exitoso experimento en el cuál aquellas personas que no podían dar el adelanto necesario para comprar la nueva vivienda, podían sustituirlo con su propio trabajo en la obra.

Escucha la historia completa en el podcast de Turra Histórica

Ya disponible en iVoox, Google Podcasts y iTunes.

Toda la bibliografía y referencia en el Podcast. Para esta entrada de blog fotos extraídas de:

Martinez Aranda, Mª Adoración (2020) De migraciones y chabolas: políticas de control y resistencias cotidianas en los suburbios madrileños durante la Dictadura franquista.Experiencias de vecinas en Vallecas.

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