Arrancada de las paredes de la Quinta del Sordo Duelo a garrotazos es una de las obras con más interpretaciones De Goya. Sin título originalmente, sus protagonistas han generado todo tipo de conjeturas.
Desde 1819 Goya vivió, casi se retiró, a una casa de campo a las afueras de Madrid. Era un edificio, por los indicios que se tienen, de dos plantas en el que viviría hasta 1824 cuando partiría hacia Burdeos. En sus paredes pintaría las conocidas como Pinturas Negras, quizás de sus obras más conocidas y también tenebrosas.
Este periodo del pintor en este caserón ha cargado siempre con la leyenda negra de ser un periodo de tristeza e incluso de locura del pintor. Pero parece que no es el caso. Las Pinturas Negras no deberían verse como consecuencia de una especie de pérdida de la razón debido a la senectud o de un periodo de depresión.
Y si queda alguna duda bastan sus cartas y escritos poco después desde Burdeos. En esta, la última etapa de su vida y ya con 78 años rebosaba vitalidad y creatividad. Quería explorar nuevas cosas, y nos dejaría en esta etapa trabajos tan impresionantes como los dibujos contenidos en los conocidos como Cuadernos G y H. De este periodo nos dejó en una carta esta gran voluntad de crear en una frase «Solo la voluntad me sobra».
Es posible sí, que justamente este despertar en Burdeos se pueda ver como en contraposición con un momento lúgubre y de problemas creativos para el propio Goya en Madrid, ciudad donde según sus palabras se sentía atrapado.
Aunque no está de más decir que tampoco es que en Burdeos fuese totalmente libre. Sus protectores insistieron en seguir publicando su obra más conocida Los Caprichos, algo que no entusiásmaba al autor y que además no podía hacer ya que ya no tenía las planchas originales, aunque esa es otra historia.
Extraídas y expuestas en París
Pero volviendo a Las Pinturas Negras recordemos que se trataban de obras pintadas al oleo, no al fresco, que hubiese sido lo normal, en las paredes de su domicilio, muy cerca del Río Manzanares. Era la llamada Quinta del Sordo, que no se llamaba así por Francisco de Goya, sino por un habitante anterior.
Eran obras no fueron hechas para ser mostradas en público ni por encargo y quizás por eso mismo es su obra más personal. No tenían títulos, y según las últimas investigaciones ni siquiera estarían divididas entre sí, sino que formaban un gran lienzo. Todos los títulos que han recibido han sido por parte de biógrafos, espectadores de las obras que pudieron verlas aún en las paredes de la casa e investigadores posteriores.
En la planta de arriba estarían quizás las obras que más teorías ha suscitado, El Perro, La Romería de San Isidro y Duelo a Garrotazos. Estas dos obras, como veremos probablemente conectadas.
Todas ellas, o al menos de las que se tiene noticia, fueron extraídas de las paredes y de la casa a partir de 1874 por el entonces dueño de la Finca, el barón frédéric Émile d’erlanger. Un encargo que aunque se ha dicho con demasiada ligereza que se hizo con cierta brutalidad, sería realizado por un restaurador profesional del museo del Prado salvador Martínez Cubells, en un encargo que asumió de forma privada.
Y Cubells se valerá de fotografías tomadas in-situ en sus paredes por un fotógrafo francés, Joan Laurent. Todo el proceso de toma de estas fotografías y su importancia para la restauración de las obras es descrita en el programa #16 de Turra Histórica de Madrid Podcast, escúchala aquí.
En 1878 las obras serían trasladas a la Exposición Universal de París. Se expondrían junto a la zona dedicada a España junto a trajes folclóricos españoles. ¿Quién se fijaría en ellas?
La influencia en los impresionistas
He podido leer en muchos lugares, probablemente copiando una fuente común, que las Pinturas Negras pasaron desapercibidas en París salvo para algunos impresionistas. No se concreta más.
Sin embargo en la propia revista de la Exposición Universal le dedica un espacio y las describe como «escenas fantásticas y populares al mismo tiempo, donde el arte del maestro se muestra con todo su poder y toda su filosofía burlona y severa al mismo tiempo»
Por lo tanto desde la propia organización de la Exposición se quería destacar su obra, y además sabiendo que la figura de Goya cada vez era más conocida en Francia.
Apenas un año antes de la Exposición Universal de París, en 1877, en el Hôtel Drouot se subastaron 105 dibujos De Goya. La notoriedad de esta subasta, unida a los cada vez más viajes de los artistas franceses a España dio mayor difusión al artista aragonés en Francia.
Y eso no es todo, estaba La Galerie Espagnole del rey Louis Philippe d’Orléans en el Louvre. Esta colección abierta en 1838 y desmantelada definitivamente ( y sus obras vendidas) en 1853, se cree que contenía entre obras de Velazquez y Zurbarán entre otros 11 pinturas de Goya. Y sabemos también que esta colección sí tuvo una influencia en los artistas e intelectuales que pudieron verla.
Y será especialmente apreciado por dos artistas impresionistas, Édouard Manet y Constantin Guys; y un escritor, Charles Baudelaire. Los tres muy conectados entre sí.
Manet y Guys por ejemplo pintarán una y otra vez de manera obsesiva distintas versiones de Majas en el Balcón, una obra De Goya que pertenecíó a La Galeria Espagnole, y que aparecerá reproducida en el libro «Goya» de Charles Yriarte, uno de los primeros biógrafos del pintor.
Baudelaire por su parte ya destacó a Goya en 1857 escribiendo un artículo titulado «Quelques caricaturistes étrangers» publicado en Le Présent, y le dedicó unos versos en una de sus libros más famosos, «Las Flores del Mal», del mismo año:
Goya, pesadilla llena de cosas desconocidas,
Fetos que se hacen cocer en medio de los sabats,
Viejas ante el espejo y niñas todas desnudas,
Para tentar los demonios ajustando bien sus medias;
«Los Faros», poema contenido en «Las Flores del Mal» de Charles Baudelaire (1857)
Baudelaire será además uno de los principales coleccionistas de la obra de Guys.
Como vemos, en resumen, los impresionistas conocían a Goya bien ya antes de 1878, así que dada la publicidad que se dio al evento y a las Pinturas Negras desde la propia exhibición sin duda lo vieron los seguidores franceses del artista aragonés.
Lo que ocurría junto a la Quinta
Según se cree La Quinta del Sordo se localizaba entre la actual calles Baena, Caramuel, Doña Mencía y Juan Tornero. En ese espacio estaba el que sería el hogar De Francisco De Goya esos 5 años.
Este lugar está junto a dos parajes muy relevantes en la historia de Madrid. La Ermita y Pradera de San Isidro y las riberas del río hasta el Puente de los Franceses.
La Ermita de San Isidro es el principal lugar de culto del santo en su fiesta, el 15 de Mayo. Todos los años se realizan romerías y verbenas a su alrededor para honrar al santo. Así ha sido al menos desde antes incluso de la construcción de la primera versión de la ermita en el siglo XVI, debido a la existencia de un pozo con agua que se consideraba milagrosa.
Por otro lado estaban las riveras del Manzanares. Sabemos que desde casi los orígenes de la ciudad, pero especialmente a partir de su nombramiento como capital, se convertirá en lugar de reunión y festejos con distintos motivos. En particular el tramo de 3kms que van desde la Ermita de la Virgen del Puerto al Puente de los Franceses.
Hay indicios de que lo que pasaba en las inmediaciones de la casa de alguna manera alimentó la temática de las pinturas que pintó en sus muros. Y eso sería más evidente al menos en dos cuartos. Los ya mencionados La Romería de San Isidro y Duelo a Garrotazos
Los estudiosos de la obra de Goya insisten en que es un error considerar a Goya un autor costumbrista. Sí, representaba cosas que veía o que conocía, pero no retrataba la realidad tal y como era. Su visión iba más allá y transmitía un mensaje, y eso era más importante que la adecuación a la realidad tal cual.
Así que no hay que ver La Romería de San Isidro y Duelo a Garrotazos como un retrato o al menos caricatura de la realidad. Pero tampoco totalmente ajeno a lo que podía estar ocurriendo.
Y no podemos estar seguros de la temática porque no hay títulos. Al contrario que en las obras más comunes De Goya. Las pinturas pintadas sobre los muros de su hogar no tenían títulos, así que hay todo tipo de teorías para interpretarlas.
La conexión con los asturianos en Madrid
En Turra Histórica de Madrid podcast lanzamos una nueva teoría no suficientemente explorada: ¿y si los protagonistas del cuadro fuesen parte de la comunidad asturiana que residía en Madrid, de manera masiva sobre todo a partir del siglo XVIII? Una comunidad que solía reunirse muy cerca de la casa del pintor, en las riberas del manzanares.
En el programa #16 de Turra Histórica de Madrid podcast analizamos las peripecias de este cuadro, y todas las personas que han influido de una forma u otra en su apariencia actual y su interpretación. ¡Escúchalo!