Secundino Zuazo, una de las grandes figuras de la arquitectura de Madrid sufrió como tantos otros profesionales la temida Depuración tras la victoria del bando franquista en la Guerra Civil

Secundino Zuazo fue uno de los grandes arquitectos de los años 20 y 30 del siglo XX en España y en particular en Madrid. No tan mencionado como el gran arquitecto estrella de esos años Antonio Palacios, dejó su impronta en muchas obras de la ciudad.
Destacan entre sus obras Los Nuevos Ministerios y La Casa de las Flores, que sin duda son de sus edificios más conocidos, pero no hay que olvidar otras obras muy llamativas como La Casa de las Abejas en la calle Doctor Esquerdo y el Palacio de la Música en Gran Vía.
En su primera etapa profesional estuvo muy influido por la estética regionalista, siguiendo el historicismo. Pero será un buen representante del racionalismo en España, tras empaparse del movimiento en Europa.

Su gran hito es quizás La Casa de las Flores, en el barrio de Argüelles. Como nos cuentan en Edificiosdemadrid.es se caracterizó por ofrecer viviendas con un patio ajardinado central, lo que ayuda a distribuir luz y ventilación.
Esta distribución hace que las viviendas de interior y exterior sean de igual calidad. Rompía así con la tendencia a que las viviendas colectivas tuviesen calidades en función de ser exteriores o dar a estrechos patios o corralas.
El falangista aprendiz de arquitecto
El 13 de marzo de 1936, en un creciente clima de conflictividad y violencia política, un candidato de Falange Española en las elecciones de Febrero del 36, Manuel Valdés Larrañaga, fue detenido tras la ilegalización de su partido.

Manuel fue uno de los fundadores de Falange con Jose Antonio Primo de Rivera en Octubre de 1933 y más tarde primer jefe nacional del SEU, el Sindicato Español Universitario.
Tras la guerra fue un gran jerarca franquista siendo primer jefe nacional de educación.
Pero en Marzo de 1936 era aún solo un candidato del partido fascista en apuros.
La curiosa conexión de Valdés Larrañaga y Zuazo
Tras su detención su madre pidió ayuda a Secundino Zuazo para conseguir su liberación. Y actuó así porque su hijo, estudiante de arquitectura, había realizado unas prácticas de aprendiz en el estudio de Zuazo.
La respuesta de Zuazo por otro lado fue negativa. Lo cuenta así en sus Memorias:
Que Valdés reclamase un haber era absurdo, porque en mi oficina no cobraba nada: acudía a aprender, y creo que, desgraciadamente, fue una de las pocas personas de mi estudio que pasó desapercibida
Así que Valdés siguió encarcelado primero en la Cárcel Modelo y luego por diversas cárceles y hospitales y seguiría así hasta 1937.
La venganza del aprendiz
Por lo que ocurrió posteriormente está claro que el falangista no olvidó la falta de apoyo de Zuazo.
Tras la guerra Secundino Zuazo fue denunciado y se enfrentó a una Causa de Responsabilidades Políticas. Intentó librarse del castigo afirmando que había ayudado a un grupo de religiosas durante la guerra escondiéndolas en su casa, y que había enviado cartas en favor de varios falangistas detenidos. Pero fue en vano.
Secundino Zuazo, uno de los mejores arquitectos de su tiempo sufrió la depuración profesional, el término que se utilizó en la jerga legal franquista para dejar sin posibilidad de trabajar en su empleo a aquellas personas que se había considerado habían colaborado con la República.
Y fue fue por venganza. Que fue Valdés Larrañaga quien estuvo detrás de la denuncia y castigo se lo confesó al mismo arquitecto José Finat, alcalde de Madrid. José Finat i Escrivá de Romaní, el Conde de Mayalde, había sido jefe de la Dirección General de la Seguridad, la temida DGS, que llevó a cabo la represión tras la guerra.
El Conde de Mayalde contó al arquitecto que Valdés no solo había sido el denunciante «anónimo» sino que desde su posición dominante en el nuevo régimen había directamente presionado al director de la DGS para que se abriese la Causa y se llegase a un Expediente de depuración.
Manuel Valdés Larrañaga, director del Colegio de Arquitectos
Pero el aprendiz no solo se salió con la suya castigando a Zuazo.
Sin tener ninguna obra construida, fue nombrado decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, y más tarde Presidente de la Junta Superior de Arquitectos de España (1943-1951).
Después pasaría por diversos cargos de importancia siendo uno de los duros del régimen hasta el final de la dictadura.
El destino de Zuazo
Tras sufrir la depuración y ser incluso desterrado fuera de la península, Secundino Zuazo pudo volver a trabajar a partir de mediados de los años 40. Pero nunca consiguió ser el arquitecto de antes de la guerra, inspirador para toda su generación.